Al mirarme al espejo veo a
aquella niña de cara redonda,
cabello brillante, castaño,
lacio y liso, de frente
estrecha, un tez bronceada,
de ojos tristes, lagrimosos y ausentes,
pero a la vez fuertes,
bajando por mi nariz respingada
se encuentra mi boca grande y mojada,
con dientes alineados y un poco
amarillentos, me miro y me miro
y solo veo a una chica alta,
joven y delgada, con sueños por realizar,
en ocasiones torpe y pequeña para algunos,
pero cuando es necesario soy madura
y mas seria de lo que piensan algunos.
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